Prueba de humectación
Un recubrimiento, por ejemplo, de adhesivo, pintura o tintas de impresión únicamente se adhiere a una superficie si la humecta el recubrimiento líquido. Esta humectación impide, en particular, que la superficie se ensucie (sobre todo, con aceites, grasas o ceras) o que el propio material presente una energía superficial insuficiente.
La humectabilidad se comprueba con líquidos de prueba, caracterizados por una tensión superficial conocida. Los valores de energía superficial exactos se consiguen determinando el ángulo de contacto que forma una gota de un líquido de prueba en la superficie. Como alternativa, se utiliza una serie de tintas de prueba de diferentes tensiones superficiales, a fin de establecer la tensión superficial a partir de la cual una gota de un líquido deja de formar gotas en la superficie y pasa a extenderse por ella. Para que el recubrimiento o el adhesivo se mantengan en una superficie, debe desengrasarse la superficie en cuestión antes del recubrimiento o el pegado. El efecto del desengrasado en componentes limpios se mide realizando una prueba de humectación. Para medir la humectabilidad, se aplican distintos líquidos de prueba a la superficie sujeta a estudio. En caso de ángulo de contacto de 90 °C, el líquido de prueba humecta la superficie, que se considera desengrasada. Para establecer el grado de humectación exacto, debe determinarse con precisión el ángulo de contacto.